El origen del turrón de Doña Pepa no es dulce, proviene de la tragedia de una esclava negra de Cañete, doña Josefa Marmanillo, quien en el siglo XVIII, azotada por intensos dolores, habría recurrido a la fe que tenía en el Señor de los Milagros para aliviar sus males. En agradecimiento, preparó un colorido dulce y lo ofrecía a los feligreses en las procesiones de octubre. Así, en la Lima de ese entonces, hasta los virreyes buscaban como un tesoro el turrón de Doña Pepa, como todos conocían y llamaban a la señora Marmanillo. La receta era una adaptación del turrón de Alicante traído por los españoles, hecho a base de una masa de almendras, avellanas o nueces, todo mezclado con miel y azúcar. En cambio, el peruano es más harinoso y cortado en palotes largos antes de hornearse. Hace 80 años, luego de arribar a Lima, los esposos ítalo-croatas Elia Hernándo y Guillermo Tomasevich, seducidos por esta fusión criolla, decidieron rescatar la receta de doña Josefa, pero utilizando una masa e...